Por: María Graciela Freyermuth Enciso
La cultura importa en la prestación del servicio; una atención con pertinencia cultural identifica las necesidades de las mujeres durante el trabajo de parto, el parto y el puerperio. Estas necesidades están permeadas por la cultura, es decir, por las creencias sobre lo que las mujeres y sus familias consideran las buenas prácticas. Tomar en cuenta sus costumbres y sus creencias pone a las mujeres en condiciones de confort y seguridad.
La atención del parto con pertinencia cultural no considera que las necesidades de las mujeres sean iguales, sino que se centra en cada mujer y su familia, lo que implica la participación activa de la comunidad en la planificación, ejecución y evaluación de la atención (OMS, 1985). El hospital debe contar con diversas formas de atención del parto, considerando las prácticas locales. Las mujeres deben conocer sus posibilidades de tomar decisiones sobre la forma de atención que prefieren, con quién atenderse, dónde hacerlo, con el apoyo de quiénes, y en qué posición parir.
La atención del parto con pertinencia cultural implica reconocer que las prácticas de salud de la mujer y su familia son importante para el cuidado y por tanto ser respetuosos hacia las creencias locales. Las parteras tradicionales, en cuanto agentes de salud locales, son un recurso fundamental para que el personal de salud se inicie en el conocimiento de las prácticas de la atención del parto en una comunidad que desconoce (OMS, 1985).
La prestación de servicios públicos de salud con pertinencia cultural considera las prácticas, los valores y la cosmovisión de la población que los recibe, sea indígena, afroamericana o mestiza; para adaptarse a la forma de vida de la población y, así, respetarla.
Para lograr la aceptabilidad de la atención, se han generado políticas públicas que si bien no siempre son culturalmente pertinentes, sí buscan la adecuación cultural de los servicios para la atención de la mujer embarazada o parturienta. Esta adecuación se basa en la experiencia de los responsables de la toma de decisiones relativas a los servicios de salud, y en su relación con algunas poblaciones, sobre lo que se considera adecuado en un determinado contexto cultural. Los servicios de salud se organizan, así, sobre la base de referentes que pueden aplicarse a una población más amplia. Por ejemplo: resolver en un tiempo razonable el problema por el que solicitó la atención; prácticas y actitudes de buen trato, como hablarle a la usuaria por su nombre y de usted; mejorar la comunicación, lo que incluye hablarle a la usuaria en su idioma materno, tanto en la atención como para explicarle clara y ampliamente los procedimientos que intervienen en su atención, de manera que su consentimiento sea bien informado y así fortalecer la autonomía de la mujer y su familia (o la capacidad de decisión).